El próximo día 3 de octubre, sábado, el nuevo Gobierno de Navarra va a homenajear a los 34 empleados de la Diputación Foral asesinados durante la Guerra Civil de 1936. Todos ellos eran funcionarios y personal al servicio de la Diputación que fueron asesinados por defender la legalidad republicana.
Esta placa es una de las medidas incluidas en la Ley Foral de Memoria Histórica, 33/2013, que recoge entre sus artículos, la elaboración de un mapa de fosas de Navarra, la habilitación de un lugar para inhumar restos no reclamados por familiares y la retirada de títulos honoríficos a personas vinculadas al régimen, tres cuestiones cumplidas durante la pasada legislatura, pero hay otras que siguen esperando. Como la creación de un banco de ADN, el impulso sin ambages de las exhumaciones, la retirada de símbolos franquistas (en la fotografía actual, el frontón de la fachada del palacio de Diputación), la creación del catálogo de Lugares de Memoria de Navarra y la colocación de placas, monolitos o menciones específicas a cargos públicos o funcionarios tras el golpe militar de 1936. Diversos ayuntamientos y el Parlamento sí lo hicieron desde la aprobación de la ley, pero la Diputación, el organismo de referencia, no.
De hecho, la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, AFFNA-36, denunció el pasado mes de agosto que UPN dejara el Gobierno sin dar este paso, y tras más de siete meses de trabajo previo. La asociación primero buscó el número de personas que se debían incluir en la placa, el Fondo Documental de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) corrigió y validó esa lista, y ya solo faltaba anunciar la fecha de colocación. A las familias se les avisó de que ese paso podría darse en torno al pasado mes de febrero, la placa estaba encargada, pero no fue así, faltó determinación y voluntad política.
La muestra del olvido al que han sido sometidos estas víctimas del fascismo es que el Ejecutivo ha solicitado de manera pública a sus familiares y descendientes que se pongan en contacto con el Gobierno para notificarles e invitarles oficialmente al acto. AFFNA-36 ha facilitado al Gobierno varias de estas comunicaciones con familiares.
ACTO DE REPARACIÓN.
Nos encontramos ante el primer acto de reparación y reconocimiento realizado por el ejecutivo navarro y el primero en su sede, el Palacio de la Diputación Foral de Navarra. Consistirá en un homenaje en el patio del Palacio de Navarra presidido por la presidenta Uxue Barcos e incluirá una intervención de misma. Además, se descubrirá una placa en memoria de los fallecidos, que estará situada en la parte superior de las puertas de la fachada principal del Palacio de la Avenida de San Ignacio. La placa recogerá el nombre y apellidos de las personas fusiladas, con la siguiente leyenda, en castellano y euskera: “el Gobierno de Navarra en memoria y homenaje a los funcionarios y personal al servicio de la Diputación Foral que fueron asesinados en Navarra durante la guerra civil de 1936 por defender la legalidad republicana”. El acto finalizará con una ofrenda floral en homenaje a los fallecidos.
En esa Avenida por la que vemos desfilar a los voluntarios requetés el 19 de Julio de 1936. Bajo el balcón donde arrían la bandera republicana ese mismo día.
Junto a la lista de los 34 empleados fusilados, el Ejecutivo ha publicado el oficio de cada uno de ellos. Figuran camineros, capataces, albañiles o celadores. La mayoría de ellos eran vecinos de Pamplona, aunque también se citan otras localidades. En la lista se detalla, también, el origen de cada uno de los fusilados
LOS 34 HOMENAJEADOS.
Basilio Aedo Urra, Manuel Alfaro Alayeto, Esteban Amezqueta Blanco, Francisco Arbeloa Sada, Martín Artola Morrás, Pedro Belloso García, Calixto Ezker Mayo, Tomás Ganuza León, Felipe García, Benito García Calvo, Victorino García Enciso, Sotero García Lázaro, Félix García Resano, Ramón Huder Ansa, Eusebio Ijurra Astráin, Fermín Irigoyen, José Manuel Landa Elorza, Isidoro Latienda Asiáin, Francisco Lizarza Martínez de Morentín, Adrián Luquin Eraso, Félix Luri Amigot, Luis Pablo Martínez Ibáñez, Esteban Monasterio Carcar, Rodolfo Muerza Saraldi, Francisco Mula Castro, Francisco Pascual Maeztu, Ramón Ramos García, Áureo Remírez Ibarrola, Mariano Ríos Pérez, José Roa García, Lucio Sáinz Ursua, Ignacio San Pedro Chocolonea, Aniceto Soto Pérez y Gil Valerio Sáinz.
Foto: Camineros de la Diputación.
TESTIMONIO: RICARDO MULA
Testimonio de Ricardo Mula, hijo de Francisco Mula Castro, natural de Mazarrón (Málaga) y residente en Oronoz Mugaire, celador de Caminos y afiliado a Izquierda Republicana, asesinado en el año 1937. Ha buscado incansablemente sus restos en las cercanías de Lanz. No ha conseguido recuperarlos.
«La reciente Ley de Memoria Histórica y el Parque de la Memoria en Sartaguda, suponen un apoyo moral muy importante para los cientos de familias que como la mía, tuvimos que huir de Navarra, supone un abrazo institucional necesario, sanador y que provoca una deseada y posible reconciliación con la tierra, repito, que nos vio nacer. Y por eso espero, como un tesoro, como una forma de reivindicar la memoria de mi padre esa placa que la Diputación y el Gobierno de Navarra tiene que poner a todos los funcionarios asesinados que trabajaban en dicha institución»
Fotos:
1.- El nombre de Francisco Mula en el muro del Parque de la Memoria de Sartaguda.
2.- Ricardo Mula interviniendo en un homenaje a las victimas celebrado en la Vuelta del Castillo en el 2014.
3.- Monolito instalado por la familia en la fosa denominada «El Vivero de Lantz» situada al pie de la N-121-A antes del acceso a Lantz. La fosa se encontraría en el actual robledal junto al edificio conocido como Casa de los Donantes de Sangre.