A petición de AFFNA-36, el Ayuntamiento de Pamplona acordó el 7 de septiembre del 2017, recuperar y reconstruir el portal del edificio que albergó la cárcel como monumento memorialista en recuerdo a los hombres y mujeres represaliadas del golpe de estado del 36 y del franquismo, en el solar que ocupó.
Jokin de Carlos, Presidente de AFFNA-36 expuso en el pleno que la puerta de la antigua cárcel es un símbolo de la represión hacia aquellas personas que fueron detenidas ilegalmente, “para ser asesinados en docenas de cunetas repartidas por la geografía navarra. A otros, tras una falsa puesta en libertad, igualmente se les eliminaba. Hubo quien fue asesinado bajo esa misma puerta al negarse a subir a los vehículos donde sus asesinos los querían transportar hacia la muerte. Muchos de ellos no han podido ser recuperados por sus familiares, pese a 80 años de lucha. Ellos representan lo mejor de esta tierra, los que defendieron la democracia, la libertad y los derechos para todos”.
Añadió en su exposición que “En otras ciudades, otras cárceles, otros edificios que son parte de la historia de las mismas, una vez abandonadas han sido reutilizadas para otros usos ciudadanos. En nuestra ciudad solo queda un solar. Conservemos aunque solo sea su puerta.
Lugar de Memoria Histórica y Democrática de Navarra.
Para la gente que lo desconoce y para las generaciones futuras, con la reconstrucción de esta puerta como monumento memorialista y con nuestra solicitud al Gobierno de Navarra de que este solar sea declarado “Lugar de Memoria Histórica”, cumpliendo así uno de los artículos de la LMH de Navarra de noviembre del 2013, se preservará para la memoria de nuestra ciudad, a modo de recordatorio”
LA PUERTA RECUPERADA DE LA CÁRCEL DE PAMPLONA, RECORDARÁ A LOS REPRESALIADOS DEL 36
“Una ciudad con memoria y que honra a los suyos es una ciudad más justa y con más ética. Y nosotros queremos que nuestra Iruña/Pamplona sea una ciudad así”.
Diez años después de su derribo, el Gobierno de Navarra ha reconstruido la puerta del centro penitenciario y la ha convertido en lugar de Memoria. “Es un símbolo que mantendrá viva la memoria de quienes fueron represaliados”, apuntan desde el Gobierno navarro.
Su reconstrucción ha sido posible, destaca la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, tras un convenio firmado el pasado verano con el Ayuntamiento de Pamplona y el Ministerio del Interior para la cesión al Gobierno foral de las piedras que componían la puerta interior de acceso a la prisión. Durante los últimos meses se ha recuperado el diseño original de la puerta, que en los últimos días del pasado año, ha sido colocada en el solar en el que se encontraba la cárcel hasta hace una década.
7.000 presos y más de 400 asesinados
La antigua prisión provincial de Pamplona fue inaugurada en 1908 y estuvo en servicio hasta su derribo en 2012. Contaba con 194 celdas, cuatro patios y tres plantas. Unas instalaciones “insuficientes” para albergar a los más de 2.000 presos que llegaron a convivir allí en 1940 según la dirección del penal. Según datos del informe sobre cautividad elaborado por el Fondo Documental de Memoria Histórica de Navarra 7.364 personas pasaron por la prisión provincial desde 1936, de las que al menos 425 fueron asesinadas, casi siempre en las sacas nocturnas.
Los presos políticos eran conducidos para su asesinato a diferentes parajes de la geografía navarra, como Ibero, Etxauri, El Perdón, Paternáin o Valcaldera, entre otros. A lo largo de toda la Guerra Civil siguieron desfilando por la prisión muchos prisioneros pendientes de juicio, para cumplir condena o para ser enviados a otro destino. Durante la dictadura franquista sus muros siguieron custodiando tanto a presos sociales como políticos.
Los testimonios que se conservan sobre la vida en prisión destacan las penosas condiciones sanitarias y de higiene, pero sobre todo “el clima de terror” que se vivió en el interior, donde los presos eran conscientes de los continuos asesinatos bajo la apariencia de puesta en libertad o traslado. Muchos de estos presos llegaban a escribir cartas a sus familiares contándoles que iban a ser liberados cuando en realidad iban a ser fusilados.