Mi abuelo se llamaba Laureano Guerra Bernarte. Nació el 04/07/1899 en Caparroso (Navarra)
Se casó con Jesusa Lategui Santamaría, nacida en Obanos (Navarra) Tuvieron dos hijos: Luis Mª y José Mª (mi padre) Los dos nacieron con una enfermedad degenerativa en los huesos. Mi tío falleció a temprana edad y mi padre a los 47 años.
Mi abuelo fue taxista en Pamplona (era propietario del coche) El taxi tenía la matrícula 4.148. Vivían en la Calle Leyre en el número 3.
Fue afiliado al PSOE. Se le convocó a la reunión del 17/11/1.933 en la Casa del Pueblo de Pamplona para tratar de las elecciones generales del día 19. También fue secretario de la UGT (Choferes y Taxistas de Pamplona)
Sabemos que lo fusilaron el día 16 de agosto de 1936, pero desconocemos en donde lo hicieron y no sabemos en que lugar puede estar enterrado su cuerpo.
Su hermano Gerardo Guerra Bernarte, en el libro de sus memorias, dice que el 25 de agosto “mi hermano Pedro se presentó donde estaba escondido Gerardo y le dijo: Nuestro hermano Laureano ha sido fusilado en las inmediaciones de Pamplona”
Les contó un camarero del Café Iruña de la Plaza del Castillo que estaban sentados dos señores; uno de ellos era el chofer del autobús que hacía el servicio Pamplona-Zaragoza. Después pasó mi abuelo con el taxi y un cliente por delante del café. El chofer cuando lo vio dijo: Estas cinco balas que llevo en el bolsillo son para el que conduce el taxi. Al camarero no le dio tiempo de avisar a mi abuelo que se giró hacia el Paseo Sarasate. Los dos hombres se levantaron y en otro coche, fueron tras él. A la hora más o menos, apareció el taxi en la plazoleta de la iglesia de San Lorenzo. A partir de entonces nada supimos de él ni del taxi. No sabemos si está enterrado en alguna cuneta o fosa común.
Según me contaba mi abuela, el abuelo era una persona muy trabajadora y contaba con muchas simpatías en Pamplona. A fuerza de trabajar, consiguió comprar un coche de los buenos que circulaban entonces en Navarra. Mi pobre abuela, con algunas amistades, lo estuvieron buscando por todos los sitios y cuando veían un cadáver, le daban la vuelta por si era él.
Ya jamás se supo nada. Dejó mujer y dos hijos, uno de ellos mi padre. Que vida más dura, cruel, y sin sentido pasaron.
Gracias a esta asociación de familiares voy descubriendo cosas.
Abuelo te digo una cosa, por la abuela, por el tío y por mi padre, ¡TE LLEVARÉ SIEMPRE EN EL CORAZÓN!
Espero que después de tantos años pueda encontrarte para darte un entierro digno.
Lástima no haberte conocido y poder haberme sentado sobre tus piernas para que me contaras cosas bonitas.
¡TE QUIERO ABUELO!