TESTIMONIO: JESÚS BARRIENTOS BELLOZ

 

José Belloz Crespán

Mi tío José Belloz Crespán nació en Tudela el 2 de marzo de 1918, un año antes de fallecer su padre (Isidoro). En 1920, mi abuela (Paula) se trasladó con él, con mi madre y otro hermano a Pamplona. Mi abuela, para poder mantener a sus hijos, se puso a trabajar en el hotel Quintana de la Plaza del Castillo. En 1936 tenían su domicilio en la calle Tejería. Como en los bajos de esa casa estaba la CNT, mi tío se afilió a la Confederación Nacional del Trabajo, pensando que quizás así encontraría más fácilmente un puesto de trabajo.

 Según mi madre, mi tío José era un muchacho jovial y amable, siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás. José solía jugar de portero en el equipo de fútbol “Irrintzi” de Pamplona.

 El 19 de julio de 1936 José llegó a casa diciendo:

 -Mamá, no sé qué está ocurriendo en la calle, pero al venir a casa no he podido pasar con los amigos por la calle San Agustín.

 -Hijo mío -contestó su madre-¿por qué no has subido con ellos a casa? ¡Ojalá no les ocurra algo malo!

 Media hora más tarde una persona llamó repetidamente a la puerta del piso. Mi madre, al abrir, vio en el rellano de la escalera a varias personas; una de ellas le dijo que desde esa casa había salido un disparo, preguntándole a la vez:

 -¿Hay hombres en esta casa?- Mi madre respondió: –¡No!

 Al asomarse mi tío José al pasillo para ver lo que ocurría, esa persona dijo:

-¡A ver, que salga ese chico!- Seguidamente, mi madre y mi abuela Paula se pusieron a llorar. Una de esas personas le dijo a mi madre:

 -Tranquilízate muchacha, no te preocupes, si tu hermano no ha hecho nada malo, seguro que tras tomarle declaración regresará a casa- Desgraciadamente ya no le vieron nunca más. Aquella tarde del 19 de julio de 1936 todos los hombres que vivían en esa casa de la calle Tejería fueron llevados a la cárcel de Pamplona. El otro hermano de mi madre se salvó por el mero hecho de que residía en San Sebastián.

 Durante los 35 días en que mi tío José estuvo internado en la cárcel de Pamplona, mi madre solía llevarle la muda junto con una carta y algo de comer. Todo esto lo dejaba ella en la portería de la cárcel para que se lo entregaran a su hermano José. Allí ella recogía también las notas que les escribía mi tío. Como a él le gustaba mucho beber café, en una de las notas escribía:

 –No me habéis traído café -Según parece, uno de los carceleros metió una aguja en el termo de café y lo rompió.

 El 20 de agosto José escribía:

 –Según he oído, parece que un día de estos me darán la libertad- El 24 de agosto llegó mi madre a la cárcel para recoger la ropa sucia de mi tío y dejarle una muda limpia. En la portería de la cárcel una persona le dijo:

 –José Belloz ya no está aquí; salió ayer en libertad- Mi madre le respondió:

 –No ha venido todavía a casa- Esta persona le contestó de muy malos modos:

 –¡Pues se habrá ido de juerga!

Mi madre regresó muy nerviosa a casa y no se atrevió a decírselo a su madre. Al día siguiente, mi madre subió hasta el Fuerte de San Cristóbal, por si habían llevado allí a su hermano José.

Lamentablemente no lo encontró en ninguna parte…

A mi tío José, tras FIRMAR SU LIBERTAD, el 23 de agosto de 1936 a las seis de la tarde lo llevaron maniatado en un autobús o camión, junto con otras 52 personas, desde la cárcel de Pamplona hasta Cadreita y, nada más llegar, a eso de las siete y media de la tarde lo fusilaron allí junto al llamado corral de Valcaldera. ¡Qué sinvergüenzas e hipócritas, hacerle firmar su libertad cuando bien sabían que poco después lo iban a asesinar!

 Mi abuela recordó todos los días de su vida a su hijo asesinado y sufrió tanto por ello, que cuando en 1957 falleció a los 68 años, parecía que tenía más de 90.

 Tuve un hermano, fallecido en 1955 a los seis años de edad, que solía mirar al cuadro con la foto de nuestro tío, diciéndole a la vez a mi madre:

 –Mamá, que canallas fueron los que mataron al tío José.

Ahora, al conmemorarse el 79 aniversario de la muerte de mi tío, escribo por primera vez lo que oía contar a mi querida madre sobre mi tío José, nacido en marzo de 1918 y asesinado por unos desalmados el 23 de agosto de 1936 en Cadreita junto al corral de Valcaldera.

Mi madre  Blasa falleció en 2011 a los 91 años de edad, sin saber dónde habían enterrado a su hermano José.

Paderborn (Alemania). Agosto de 2015

 

 

 


		

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